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Historia de la arquitectura: la evolución de la construcción antes de BIM
23 abril, 2020
Actualizado: 02 noviembre, 2023
Hoy en día, los diseñadores tienen todo tipo de herramientas de software para ayudarles a delinear sus ideas con precisión. De hecho, actualmente el desafío parece ser cómo mantenerse al día con todos ellos. Sin embargo, antes de BIM y antes de los ordenadores, la forma de trabajar en arquitectura era muy diferente.
Hoy os queremos dar a conocer un poco más sobre cómo ha ido cambiando las formas de construcción y el diseño de los planos. En definitiva, os contaremos la evolución de la arquitectura a lo largo de la historia con los datos y hechos que se conocen hasta la fecha.
Las actualizaciones y los cambios en Revit son constantes, pero las cosas eran mucho más lentas antes. Retrocedamos en el tiempo por un momento y pensemos en esas grandes construcciones que todavía hoy sobreviven y que se hicieron a base de planos y técnica mucho menos avanzadas.
¿Cómo se construyeron las catedrales góticas?
Un buen ejemplo de ello, sobre todo en Europa, son las catedrales. ¿No te has preguntado nunca cómo fueron capaces de construirlas? ¿Cómo hacían los arcos y las columnas sin que estos se derrumbaran?
Pues bien, lo primero de todo es decir que más que arquitectos o ingenieros -figura que en el medievo no existía como tal- eran matemáticos y maestros de obras los encargados de medir con precisión cada obra para garantizar una seguridad total en la misma. También se ha visto usada a veces la palabra ‘arquitector‘ pero no era tan habitual.
Estos maestros y canteros, llamados en francés maçons (masones) estaban muy bien considerados, al igual que los albañiles. Al fin y al cabo, ellos eran los que le daban forma a la piedra y elegían donde colocar cada pieza. Por tanto, vemos aquí que los arquitectos se erigían como figuras capaces de construir en la tierra la verdadera obra de Dios: su casa. De hecho, todo este conocimiento de las técnicas y procesos se escondía con recelo para así transmitirlo únicamente de maestro a discípulo.
Si echamos la vista un poco más atrás, se sabe que en las construcciones romanas, el director de la obra era el pedrero más veterano junto con algunos artesanos. Pero construir algo como las catedrales góticas que aún hoy vemos conservadas perfectamente en muchas ciudades europeas, exigía mucho más. Se necesitaban verdaderos conocimientos técnicos.
Fue por eso que el llamado ‘maître constructor’ evolucionó hacia una figura más polifacética. Era 3 cosas a la vez: arquitecto, aparejador e ingeniero. Y gracias a la fiebre de la construcción de catedrales en el siglo XII, este profesional que tanto escaseaba empezó a ser muy demando y muy respetado. De hecho, tenían grandes salarios.
Tenían que ser capaces de aunar todos sus conocimientos para aplicarlos con cierto sentido dando hueco entre todo ello al aspecto religioso. Por tanto, diseñaban planos con precisión tanto de la planta como de los alzados. Yendo desde lo más genérico hasta el más mínimo detalle. Una vez hecho, el obispo o sacerdote, debían aprobarlos.
Con todo ese progreso, la figura del arquitecto empezó a distanciarse de su origen de artesano. Ellos dirigían cada construcción mediante su maestro de obras. En ese sentido, hay un texto de Nicolás de Viarda de comienzos del siglo XIII que narra su forma de trabajar y deja claro sus funciones en la obra:
«Daban órdenes sólo por la palabra y jamás metían las manos, aunque recibían salarios mucho más altos que los demás… Sosteniendo su vara y sus guantes, decían a los otros: «Esta piedra me la cortas por aquí y la pones allá…»».
Cuando tenían que adoptar su faceta de ingeniero, ellos eran los que valoraban los materiales y su resistencia, así como la distribución de los pesos, la estructura del edificio y la presión que ejercían los contrafuertes. Gracias a sus conocimientos de geometría, planimetría y astronomía fue posible la edificación de estas majestuosas obras.
Sumado a ello, había que añadir la mano de obra y participación de prácticamente toda la población de la zona, que se veía implicada en el proyecto de manera directa o indirecta. Por tanto, el milagro de las catedrales solo se entiende gracias a tres columnas principales: diseñadores matemáticos, desarrollo de técnicas de trabajo y el dinero para pagar (el material, al maestro y la mano de obra).
La figura de Gaspard Monge
Acabado el medievo, cabe decir que después de estos avances no hubo progresos significativos que revolucionaran el mundo de la construcción hasta mediados del siglo XVIII. Simplemente se dieron cambios de estilo (del gótico al renacimiento, barroco, etc.) y se mejoraron ligeramente algunas técnicas en base a la experiencia.
Fue en la década de 1760 cuando el matemático francés, Gaspard Monge, quien es considerado el «Padre de la Geometría Descriptiva», teorizó y calculó cómo usar con precisión planos de corte y transformar imágenes bidimensionales, obteniendo así la capacidad para modelar y delinear objetos tridimensionalmente.
Esta fue la primera vez que, a través de las matemáticas y ciencias aplicables, se pudo calcular con precisión y mostrar la longitud real de cualquier línea en una vista concreta. Por tanto, la próxima vez que tengas un problema con Revit, recuerda que este pionero matemático fue el que nos llevó a este punto.
La irrupción de la tecnología digital
Ya más tarde, en el siglo XX, llegan verdaderos avances tecnológicos relacionados sobre todo con la irrupción de una revolución digital. Se empieza en 1901 cuando Charles H. Little crea una máquina que era capaz de crear líneas perpendiculares y paralelas. Esto era un logro para una época donde el simple uso de la tinta o la escuadra, el cartabón y compás requería ir a una biblioteca a mirar en libros.
El progreso seguiría en la segunda mitad de ese siglo con la aparición de las computadoras, que favorecen la creación de programas.Los pioneros surgieron en los 60, cuando Ivan Shuterland crea Sketchpad, que permitía a los usuarios a definir geometrías digitalmente y manipular objetos en el espacio de trabajo.
En 1984, los ordenadores personales empiezan a construir programas de modelado. Así llegarían los CADs tan usados durante los 90 gracias también al imparable desarrollo de las computadoras para hacerlos útiles a nivel de usuarios medios. A su vez, entre los 90 y el año 2000, se empezaba a concebir el Building Information Modeling (BIM).
Ya en el siglo XXI, la tecnología aplicada a la arquitectura empieza a cambiar hacia sistemas colaborativos. CAD sigue predominando hasta que BIM termina de desarrollarse y pasa a ser la auténtica revolución del siglo que, sin duda alguna, está cambiando la forma de construir y cada día está más implantado en todo el plantea.
¿Qué nos deparará el futuro? Aún no lo sabemos, pero está claro que esta metodología llega para quedarse y evolucionar sin descanso. Por eso es importarse formarse continuamente con Cursos de BIM tanto online como presenciales como los que ofrecemos en The Factory School.
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