7 edificios emblemáticos donde el brutalismo arquitectónico ha dejado su sello

La arquitectura brutalista es aquella que emplea el cemento como principal elemento renunciando generalmente a otros materiales de decoración. Viene a ser heredero del Movimiento Moderno y su precursor fue el suizo Le Corbusier, que creó una tendencia en toda Europa y América. Esto ha provocado que los paisajes de muchas ciudades importantes cuenten con construcciones de hormigón tan llamativas como las que os traemos a continuación.

Hay que tener en cuenta que los edificios brutalistas suelen contar con unas geometrías angulares que se repiten y que incluso a veces traen las texturas del molde de madera donde se generaron sus formas. Aunque normalmente suelen ser de hormigón, basta con que su apariencia sea áspera para que una construcción pueda categorizarse como arquitectura brutalista.

En cuanto al origen del nombre, aunque a veces se crea que proviene del hecho de que los edificios tienen un impacto ‘brutal’, el concepto viene del francés ‘béton brut’, que significa ‘hormigón crudo’. Evidentemente, la idea es que se expresen los materiales en bruto. Los 11 ejemplos que os dejamos a continuación, hablan por si solos:

Biblioteca Geisel. San Diego (California, 1970)

Y empezamos con nuestra foto de portada. La biblioteca de San Diego no deja indiferente a nadie. Como otros edificios brutalistas, ha sido incluido en diferentes listas de edificios más feos para visitar. Sin embargo, a otros les parece fascinante y de otro planeta. 

Puerta del Oeste, Belgrado (Serbia, 1977)

Más conocida como Genex Tower, grupo empresarial que utiliza una de las torres, esta construcción es la segunda más alta de toda Serbia y se compone de dos torres que están conectadas por medio de un restaurante giratorio.

El creador de esta inmensa doble torre fue Mihajlo Mitrović, quién se empeñó en convertir un encargo para un edificio de 12 plantas, en un «símbolo de la ciudad». En los años posteriores recibió críticas, y aún hoy en día se sigue hablando, más para mal que para bien, de la Puerta del Oeste de la capital de Serbia.

Trellick Tower, Londres (Reino Unido, 1972)

Este rascacielos residencial de 31 plantas se sitúa en el área de Kensingtong y Chelsea, en Londres. Fue. Sin embargo, desde el primer día, diversos acontecimientos convirtieron a esta construcción en un foco de problemas.

Desde entonces, ha sido escenario de crímenes y violaciones, así como un lugar de encuentro para personas adictas a drogas. También ha servido de casa de sin techos, lo que motivaba a que muchas personas que reclamaban ayudas sociales, rechazaran vivir allí.

A principios de los 80, la situación mejoró y hoy en día cuenta con conserje y es un lugar donde se vive con relativa normalidad. De lo que no cabe duda es de que sigue manteniendo un encanto que le ha convertido en protagonista de novelas, musicales y varias películas de reconocido prestigio.

Parlamento de Bangladés (Daca, 1982)

Dentro de las construcciones consideradas como brutalistas, este edificio de Kahn es uno de los que mejores críticas ha recibido. De hecho, ha sido galardonado en diferentes ocasiones y prácticamente todas las publicaciones especializadas en arquitectura han hablado sobre él. 

Cabe destacar que esta construcción costó alrededor de 1280 millones de dólares y cuenta con la asombrosa cifra de 50 escaleras, 240 baños, 1635 puertas, 335 ventanas, 300 tabiques, y miles de metros cuadrados en paneles de cristal y madera. Todo esto, sumado a sus jardines, hacen que el coste total de mantenimiento por año supere los 50 millones de euros. Esta sea quizá una de las pocas razones por las que ha sido negativamente criticado.

Instituto de Robótica y Cibernética, San Petersburgo (Rusia, 1988)

Creado en la época sovietica por el arquitecto Savin, B. Artiushin, se podría decir que su estética está inspirada en la función que cumple. De alguna manera, tiene ese toque eléctrico pero hecho con cemento, En definitiva, es una mezcla de escultura que es todo un símbolo de una de las ciudades más frías.

Hotel Ryugyong, Pionyang (Corea del Norte, 1987)

Corea del Norte es ya de por sí un país extraño, hermético y lleno de excentricidades. Por eso no extraña encontrar aquí construcciones que busquen la magnificencia.

Este imponente hotel de la capital fue una respuesta a la construcción de otro enorme hotel en Singapur. En plena época de Guerra Fría, se buscaba ver ‘quién lo hacía más grande’ y el resultado fue un edificio de 105 plantas iniciado en 1987 y aún hoy sin inaugurar.

Y es que su construcción se detuvo en 1992 por la crisis posterior a la disolución de la Unión Soviética. Tras ello, el rascacielos se terminó pero sin ni siquiera ventanas y sin acondicionamiento interior. Su construcción prosiguió en 2008 y por fin se completó del todo en 2011. Sin embargo, a día de hoy, se sigue posponiendo su inauguración, hecho que ha provocado mofas y motes como el de ‘peor edificio del mundo’ o el de ‘Hotel fantasma’.

Biblioteca John P. Robarts de Toronto, (Canadá, 1973)

Sin duda es uno de los edificios más representativos del brutalismo en América, pese a que se contruyó ya en la época más tardía de esta tendencia. Buscando un tinte futurista que no parece lograr del todo, este edificio ha sido utilizado en películas como Resident Evil, donde esta construcción se situaba en otro punto muy diferente del continente, más concretamente en Los Ángeles.

Edificio J. Edgar Hoover, cuartel general del FBI, Washington DC (Columbia, EEUU, 1975)

Para finalizar, no podía faltar uno de los edificios neobrutalistas más vistos por todos en las películas de Hollywood. Hablamos del Cuartel General del FBI, sede principal de este cuerpo de seguridad de los Estados Unidos de América. Desde su construcción entre la década de los 60 y de los 70, siempre se le ha considerado como uno de los edificios más feos del mundo.

Y es que, evidentemente, su diseño deja mucho que desear en cuanto a decoración y en cuanto a mantenimiento. De hecho ha sido duramente criticado desde su creación. Y para más inri, el edificio está muy deteriorado en solo unas pocas décadas, motivo por el cual se están planteando desde hace años un posible traslado que no llega.